El municipio de Santiago arrancó un proyecto que busca dar color a 141 viviendas ubicadas sobre la Carretera a la Cola de Caballo. Se trata de la primera etapa del plan “Santiago se pinta”, que pretende cambiar la imagen urbana y, al mismo tiempo, transformar el entorno social de las familias.
Un Proyecto Con Visión Comunitaria
El anuncio oficial se realizó en la comunidad de La Cieneguilla. Ahí, el alcalde estuvo acompañado de su esposa y de representantes de la empresa Berel, que aportará el material para pintar las fachadas. La idea es que este corredor turístico luzca más atractivo, tanto para quienes lo habitan como para los visitantes que llegan cada fin de semana.
El arranque del plan dejó ver la expectativa de los vecinos. Para muchos, este tipo de acciones no solo mejora la vista de las casas, sino que también genera un sentido de comunidad. Durante el evento, los asistentes pudieron escuchar testimonios de quienes serán directamente beneficiados. Uno de ellos fue el de Viri Saldívar, vecina de La Cieneguilla, que agradeció el apoyo recibido.
El programa tiene un objetivo simple en apariencia: darle una nueva cara a las fachadas. Sin embargo, la propuesta va más allá de lo visual. El alcalde explicó que este esfuerzo busca hacer más amable y agradable la convivencia en el espacio público. Al embellecer las casas, también se motiva a los vecinos a valorar sus espacios y a sentirse orgullosos de ellos.
Este tipo de proyectos no es nuevo en otras ciudades turísticas del país. Pueblos mágicos y destinos muy visitados han demostrado que pintar las casas de manera uniforme y colorida puede detonar mayor atractivo. Santiago, al estar en un corredor tan importante como el de la Cola de Caballo, ve una oportunidad clara de replicar ese modelo.
Además, la estrategia está pensada en etapas. En primer lugar, se contemplan las viviendas sobre el corredor turístico principal. Posteriormente, se irá extendiendo a otras comunidades del municipio. Así, poco a poco, la mancha de color irá creciendo hasta abarcar distintas zonas.
Los vecinos, por su parte, no solo recibirán el apoyo con pintura. La dinámica de participación también los invita a involucrarse en la mejora de su propio entorno. Es un esfuerzo compartido entre gobierno, empresa y ciudadanía, con la meta de darle mayor vida al espacio público.
Camino Al Mundial 2026
En medio del anuncio, el alcalde mencionó otro detalle importante: el Mundial 2026. Aunque los partidos en Nuevo León estarán concentrados en Monterrey, la expectativa es que toda la zona metropolitana y sus alrededores reciban visitantes. Santiago, con sus montañas, cascadas y espacios turísticos, se prepara para recibir a miles de personas.
Pintar las casas no solo es un gesto estético, sino también una estrategia para estar listos ante la mirada internacional. Un corredor pintado y atractivo puede convertirse en un punto icónico para los turistas. Esto genera beneficios directos en la economía local, especialmente en restaurantes, hoteles y comercios.
El Mundial se ha convertido en un motor que empuja proyectos de infraestructura y de imagen urbana en distintas ciudades. Santiago busca no quedarse atrás. De esta manera, conecta un plan comunitario con un objetivo global. Así, cada casa pintada se vuelve parte de una preparación más amplia para recibir visitantes de todo el mundo.
Además, el municipio quiere dejar claro que estos cambios no se limitan a un evento. El reto es que la nueva imagen urbana permanezca y motive un turismo constante. El Mundial servirá como un pretexto para acelerar los planes, pero el beneficio está pensado a largo plazo.

Historias Que Se Pintan De Colores
El inicio de “Santiago se pinta” también tiene un valor humano. Las historias de quienes habitan estas casas muestran cómo algo tan simple como cambiar el color de una fachada puede dar un respiro de optimismo.
Vecinos como Viri Saldívar expresaron gratitud, pero también ilusión. Tener un hogar pintado no solo embellece la vivienda, sino que mejora el ánimo de quienes la habitan. Esa percepción se repitió entre quienes estuvieron presentes en el arranque del proyecto.
El plan también se convierte en una señal de identidad. Las casas, al lucir más coloridas, se vuelven parte de un paisaje compartido que fortalece el sentido de pertenencia. De alguna manera, el color se transforma en un lenguaje común entre vecinos, turistas y visitantes.
El reto será mantener esta nueva imagen a lo largo del tiempo. La colaboración de los vecinos será clave. La experiencia en otras comunidades del país demuestra que, cuando la gente se apropia de estas iniciativas, los resultados perduran.
Por ahora, el arranque en La Cieneguilla abre la puerta a más comunidades de Santiago. El plan se replicará poco a poco, con la meta de pintar más viviendas y transformar con ellas la percepción del municipio.
 
			



 
							




